¿Hacia dónde
conduce este pedregoso camino
que eleva los
últimos tramos de la senda?
Fallan las
fuerzas ante tan empinada huella,
respirar el aire
pesa, los pulmones resuellan,
el agua verde de
ayer opaca se torna,
se ve turbia y
quieta la torrentera.
Ya no es claro el
cristal del amanecer,
lento el avanzar
sobre los prados que ayer corrieran.
Ahora solo se
trata de una desafortunada historia
de los últimos
días, que ni siquiera meditan
sobre las horas
de ágil paso y pensamiento claro.
Cercano nótase el
crespúsculo rosáceo,
lejos el
planificar con seguridad en largo aliento.
Precaria la
empinada roca, tras soplo de agudo viento
habrá de rodar
por el áspero abismo sin destino cierto.
Potente voz de
lejanos años se torna pálido suspiro
incapaz de
encontrar repuesta ni blando eco
de algunos brazos
que la sostengan,
como inútil
sostener la vida que ya flaca rueda.
Hora es de la
despedida y nada se opone
a su impasible
girar sobre la vieja vivienda,
casa en donde se
engendraran palabras y versos.
Los punteros
traspasan la capa de la existencia
Y no hay forma de
detener su giro sobre
Todo acaba, el
camino indiferente se oscurece,
Una mujer enteca
y mirada vacía,
Coge la puerta y
si emoción, la cierra.
Carlos Eduardo Saa
Cerro Barón 26/01/16