Fumas y
en engañosa gasa
se te
escapa la vida.
Ojitos
de Uva, ya no eres sólo tuya,
perteneces a quienes te respetan y aman.
Yo, uno de ellos veo mi propia muerte
en las
volutas de tu boca.
Apaga
esa mínima cigarra;
no nos
mezquines la fresca sombra
que a la amistad ampara.
Hazlo ya, que yo, contigo,
muero en cada chupada.
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